Jairo, Concepción y Cristina: «A 2020 le pedimos tranquilidad y poder estar cerca de nuestra familia»

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Hace justo un año contábamos la historia de superación de Juan. La aventura que estaba teniendo Mercedes en sus prácticas en un centro de compensatoria. Las palabras de Marta recordando el bucle que supusieron sus meses de preparación. Porque, para el nuevo funcionario, la Navidad es momento de mirar atrás y hacer balance de sus 100 primeros días con plaza. De agradecer por los deseos cumplidos, pero también de buscar nuevos horizontes. Eso han hecho en esta ocasión Jairo, Concepción y Cristina. Tres exalumnos de la academia que abrazan estas fechas con la satisfacción del que ha cumplido su sueño.

Jairo: «¿Oposiciones? Mi obligación como padre siempre fue disfrutar de la Navidad»

Para muchos opositores, las Navidades dejan de ser esos momentos familiares, de diversión y tranquilidad, para convertirse en lo opuesto. Se aíslan, presos de sí mismos, de su exigencia. «La inmensidad de la oposición, la densidad de los apuntes les acaba quemando», dice Jairo, funcionario con plaza en Málaga por la especialidad de Primaria. Aprobó sus oposiciones hace unos meses con un 8 de nota global. Y nunca dejó de disfrutar de estas fechas. Porque sus dos hijos, de 3 y 6 años, ejercieron como lazo que le ataba a la tierra. A la ilusión, «a la alegría».

Eso, al menos, nos cuenta cuando le preguntamos por las fiestas del año pasado; esperábamos el discurso sombrío del que no se levantó del escritorio, pero encontramos algo totalmente diferente. «El año pasado no pasé una Navidad triste. No, no te puedo decir que hasta ahora haya sido una ruina y este año sea lo contrario. Yo siempre intento tener buen talante a la hora de recibir las fiestas. Mi pareja y yo intentamos resetear; tenemos hijos pequeños y todo está impregnado de buenos sentimientos. El año pasado tenía la presión de las fechas; es una parte importante de la oposición, pero no podía privar a mis hijos de mí, ni a mí permitirme privarme de ellos», explica.

Porque, para Jairo, la Navidad es momento de «mantener la calma». Una actitud a la que ha llegado, de nuevo, tras ser padre. «Yo soy consciente de que cuando no tenia niños me tiraba muchas horas estudiando, pero no aprovechaba el tiempo; cuando la vida me ha puesto en mi sitio y he tenido hijos, ha hecho que me centre mucho más. Para mí era muy importante estudiar, pero también descansar. El descanso, cuando opositas, es merecido: las oposiciones son muy duras».

«Los colegios necesitan maestros con vocación»

Ya con la plaza, Jairo define su año de prácticas en un pueblo de Málaga como «Una auténtica locura». «Por la burocracia, entre otras cosas. Da la casualidad de que en mi colegio somos muchos prácticos, en torno a 13, y a varios de nosotros nos han dado 1º de Primaria, que suelen ser cursos muy movidos…así que es un no parar. Estoy aprendiendo mucho, programando mucho y bajando al barro. Estoy trabajando siendo un  maestro de verdad. Cuando estás en 1º de Primaria, que los niños no son tan autónomos, ves que es un trabajo que supone estrés diario. Este trabajo necesita maestros con vocación», afirma.

Él parece ser uno de ellos.

Jairo termina con un deseo claro para 2020: «Mi deseo, ya que me han dado destino a 2 horas y media de mi casa, y estoy de lunes a viernes en el lugar donde resido, cerca del colegio, es que mi destino provisional sea más cerca de donde está mi familia. Yo sé que Granada está casi imposible, pero al menos quiero estar mas cerca, que me permita ir y volver, estar con mi familia».

Concepción: «Llegué a pensar que siempre iba a ser interina»

Concepción se presentó por Pedagogía Terapéutica el año pasado y aprobó con plaza. Llevaba intentándolo desde 2005. «Pero no me he presentado siempre», apostilla. «Aunque sí, desde ese año he estado liada; comencé con Juan Manuel», recuerda. La han destinado a El Ejido. Y está feliz con el lugar, nos cuenta, «porque llevo muchos años allí trabajando».

Pero si la historia de Concepción nos invita a pensar que, tras 14 años de preparación, de idas y venidas, sus primeras Navidades como funcionaria iban a suponer una celebración, pronto vemos que no es así. Sólo logramos ver la felicidad de esta nueva funcionaria en un tímido «Nunca llegué a imaginar que iba a ser funcionaria, llegué a pensar que siempre iba a estar como interina». Porque a continuación nos damos cuenta de que, pese a haberlo «celebrado durante el verano», Concepción sigue todavía encerrada en un sentimiento de extrema cautela.

«No considero que tenga la plaza aún», golpea. «Mi fase de prácticas está siendo complicada. Con dificultades a la hora de hacer el proyecto, la memoria. Todos los prácticos de mi colegio estamos un poco perdidos. Todavía me queda un año complicado hasta que todo esté cerrado», reconoce. Y de ahí sus deseos: » En 2019 cumplí mis deseos. Ahora sólo quiero que termine todo: tener el apto del inspector y trabajar tranquila, sin la presión de las prácticas».

Cristina: «¿Las pasadas Navidades? ¡Llorando, entre apuntes!

Hace unos meses, protagonista de uno de los artículos del blog, Cristina reconocía «estar deseando empezar en el cole». En aquel momento, con la voz tocada, aún se estaba recuperando de una de esas celebraciones postplaza: Cristina fue la primera de su tribunal en los dos exámenes.

Hoy, nos cuenta con orgullo sus primeros días como maestra especialista en Inglés en un colegio de Zafarraya: «Está siendo todo una maravilla. Al principio vas tensa, es una situación nueva; pero en el fondo genial, mis compañeros muy bien, somos 12 funcionarios en prácticas. Y al haber tantos nuevos, nos apoyamos los unos a los otros. Nos dan facilidades…formamos un buen equipo».

Cristina está feliz. Bromea cuando le preguntamos por sus deseos para 2020 -«Que me fichen en Tecnoszubia como preparadora», exclama-. Y se nota, sobre todo, cuando nos cuenta el contraste de estas Navidades con respecto a las pasadas. ¿Las pasadas Navidades? Llorando, entre apuntes, con los libros, mis preparadores nos metían un montón de caña, que es de agradecer, y este año ha sido un cambio radical: todo está resuelto«.

Se despide aconsejando a los que, como ella hace un año, están pasando la Navidad agobiados. «Yo siempre digo que al final las oposiciones tienen muchos aspectos que no se pueden controlar, pero otros que sí. Lo que tu estudies es el número de papeletas que compres. Es muy sacrificado, por ejemplo, lo que hablamos de no tener Navidades, pero merece la pena: es un sacrificio que hay que hacer».

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