Diario de una opositora en cuarentena (Parte 1) | Los primeros días confinada…en casa de mis padres

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Categoría: Especiales, Historias

Alba López es alumna de Tecnoszubia Oposiciones; se prepara para la especialidad de Orientación Educativa. Tras decretarse el estado de alerta, se encuentra confinada en casa de sus padres, a los que fue a visitar el viernes 13 de marzo. El siguiente relato -primera parte de una serie de textos- narra sus primeros días como opositora en medio de una cuarentena que no le permite volver a su residencia habitual, ni llevar a cabo su formación presencialmente. 

 


«Ayer, 20 de marzo, fue mi cumpleaños
. Cumplía 31. El primero de mi vida así, encerrada; a base de videoconferencias y felicitaciones por redes sociales. A ratos triste, a ratos feliz. Hace una semana, con esto de contener la pandemia del coronavirus, el Gobierno decretaba el estado de alarma. Había venido a ver a mi familia a Castilla-La Mancha un día antes: mi padre es profesor y se ofreció a ayudarme con la exposición de la programación. Ahora estoy aquí confinada.

Escribo este diario porque soy consciente de que estamos viviendo días críticos, pero también históricos. Le doy forma a estas líneas para ayudar a los opositores que como yo, viven días de incertidumbre.

Reconozco que he sido de las que no le dio importancia al tema del coronavirus en un primer momento. Cuando, días antes de que la Junta recomendara el cierre de colegios y centros educativos y Tecnoszubia Oposiciones se desmarcaba recomendando que no fuéramos a clase y siguiéramos la preparación online, yo opté por ir a la academia. Mis clases presenciales son uno de los mejores momentos de la semana y me resistía a perderlos. Tengo un grupito con 4 compañeras que nos complementamos perfectamente; no sólo es que, por sus características, prefiera la preparación presencial, sino que estar con ellas los miércoles me daba la vida; energía para seguir una semana más. 

Después de aquel miércoles, todo pasó muy rápido: ya lo decía al principio, me vine a ver a mi familia, a que mi padre me ayudara con la exposición, y aquí me quedé sin poder salir. Mi residencia habitual está en Granada, donde vivo con mi novio. Ahora estamos separados.

Imagínate: tras años sin vivir aquí, me veía abocada a volver a acostumbrarme a estar con ellos por un tiempo. Los primeros días han sido un poco caóticos, aunque todos estamos poniendo un poco de nuestra parte. Lo cual no quita que tenga que aguantar, en cierta medida, a mi hermano con la música, a mi madre con la aspiradora…circunstancias normales pero a las que, insisto, yo ya no estaba acostumbrada. Ni yo a ellos, ni ellos a mí. 

No es el único problema que estoy teniendo. Como la visita a casa de mis padres tenía la etiqueta de exprés, no me traje ni el portátil, ni parte de mis apuntes. Así que aquí estoy tirando con los apuntes que aquí tenía, con los que la academia pone a mi disposición en Aulatecnos, su plataforma online,…y con el portatil de mi padre. Y su ordenador no es lo único que le he ‘robado’: también la silla. Soy una chica alta, mido 1,75, y tengo que cuidar mi espalda.

Mi rutina

Como recomiendan los psicólogos, para la cuarentena estoy intentando seguir mi rutina con total normalidad. Solo me permito levantarme un poco más tarde de lo habitual, a eso de las 8:30 -antes lo hacía a las 8:00-.

Intento , a las 9:00, estar ya estudiando. Dependiendo del día, a las 12 o 12 y media hago 15 minutos de descanso y me como alguna fruta -¡me empieza a dar hambre!

Luego, dependiendo del día, entre las 14 y las 14:30 empiezo a comer. Me echo un poco de siesta -15 o 20 minutos, no más- y a las 16 me pongo otra vez. Y ya por la tarde depende: hay veces que tengo fuerza y estudio hasta las 19:00 y otras que a las 18.00 hago un descansillo y aguanto hasta las 20:00. Pero a partir de esa hora, mi cerebro desconecta: aunque me ponga a hacer  programación, que es un poco más light, no hilo una palabra con otra; lo que yo hago a partir de las 20:00 al día siguiente lo tengo que rehacer. Así que empiezo a descansar: me salgo a la terraza, veo alguna serie… –ahora estoy enganchada, por cierto, a Merlí, que me la recomendaron los padres de mi novio-.

Con todo ya más o menos organizado en mi rutina diaria, este miércoles participé en la primera clase online. De la clase me quedo con varias cosas: aunque el funcionamiento de la retransmisión y las posibilidades para interactuar son suficientes, sigo prefiriendo lo presencial. Lo reconozco. Vuelvo a pensar en mis compañeras, con las que sigo hablando por Whatsapp, y en que no me gusta lo impersonal; soy más de levantar la mano en clase, de que el profesor me vea la cara, de que yo se la vea a él. ¿Cambiaré de opinión durante las próximas semanas?

Volviendo a la clase en sí: Gómez, uno de mis preparadores -que como dice Centeno está metido en las ‘altas esferas’-, dedicó parte de la sesión a tranquilizarnos. Aunque todavía no había información concreta –hoy ha saltado la noticia de que el ministerio le ha dicho a los sindicatos que las oposiciones continúan en pie-, él cree firmemente que debemos seguir para adelante. Y así nos lo decía una y otra vez: «El que se baje del tren ahora, lo pierde». 

Anécdotas de la cuarentena: «Hacienda hecha no corre prisa»

Por lo demás, la verdad es que lo llevo bien. Quitando un par de detalles: un dolor de cervicales por estar todo el día sentada y que no paro de soñar. El otro día se lo contaba a mi novio: todo el día estudiando y toda la noche soñando. Son sueños raros, un poco violentos. ¿Será por el estrés de la situación? ¿Tengo demasiada activación cerebral? ¿A la gente también le pasará? ¿Cómo lo llevarán ellos?

Hay momentos en los que soy capaz de evadirme de todo. Mi padre, cada mañana, me recuerda uno mis refranes preferidos; uno con el que he crecido y madurado: «Hacienda hecha no corre prisa». Esto quiere decir que lo importante es avanzar, aunque las circunstancias no me permitan ser lo productiva que me gustaría. Es una de las ventajas de que la cuarentena me haya pillado aquí: tener su apoyo constante. Porque él, que está siendo algo así como mi coach, cree que las oposiciones las saco sí o sí. Yo igual: no me esperaba lo que está pasando, pero ni tengo miedo ni me voy a bajar del tren».

 

21 de marzo de 2020

 

 

Categoría: Especiales, Historias

1 comentario

  • Hugo

    Buenas alba mucho ánimo! Yo el año pasado me presenté a infantil y en horas de estudio echaba más o m nos lo mismo pero me acostaba a las 22:00 y me levantaba a las 7 y a las 8 estaba ya estudiando y en la biblioteca, cada 2h hacia una parada de unos 10min, lo que tardase en tomarme el café de máquina y a las 1 hacia una hora de gym (te recomiendo que hagas deporte), luego comía y a echar otro rato. Luego cuando regresaba a casa hacia cosas de ordenador y me hacía la cena temprano . Los fines d semana intentaba dejarmelos libres pero por lo demás me daba igual que fues semana santa, Navidad o mi cumpleaños…durante las oposiciones surgen todos los miedos, incertidumbres y frustraciones pero hay un estar motivado y pensar k te vas a comer el mundo. El secreto de unas oposiciones es… Da igual el tiempo k le puedas dedicar, 2h, 3h o 7h… Es seguir, s guíe, seguir… Yo me estudie todo el temario pero en los dos últimos meses me hice microresumenes y me hice una selección de temas que alfinal fueron unos 18 de 25 y durante dos meses me repasaba 6-8 temas diarios (cada semana le daba mínimo dos vueltas al temario), por estadística al sacar 3 bolas tienes más de un 90 por ciento de posibilidades…. Bueno era mi primer año y aprobé pero con poca nota. El año que viene iré con los 25 temas. Un saludo y se fuerte, haz deporte y come bien (adiós a los Donuts).

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