«El día que supe que la plaza era mía» (VI) | Rocío León ya es maestra con plaza

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Ninguna de las dificultades que ha experimentado a lo largo de su vida han doblegado su voluntad. No lo consiguió aquel tribunal que le transmitió que no valía para la docencia. Tampoco aquellos que le acosaron durante sus años de instituto. Rocío León es la primera persona con discapacidad intelectual en conseguir, mediante oposición, una plaza como maestra; su relato, poético y reivindicativo, hoy atrae las miradas de medios como Canal Sur e Ideal.  

Ella fue la protagonista del segundo episodio de ‘Historias de nuestras aulas’, donde contábamos su historia en profundidad. Una historia de amor por una vocación, de fortaleza, pero también de comunión con una academia, con unas preparadoras. Te recomendamos que lo leas para profundizar en su camino.

Entrevista a Rocío León, primera maestra con discapacidad intelectual en conseguir plaza.

El corazón de una academia

Tras conseguir la plaza, Rocío recuerda que la motivación para ser maestra, la tuvo «desde chiqutilla«.  «Yo me ponía a jugar con mis peluches, les enseñaba…tenía la vocación. Estudié Primaria y Psicopedagogía, y cuando estudié Psicopedagogía, me di cuenta de que me gustaba mas la especialidad de Pedagogía Terapeutica: he cuidado a un niño autista, he sido catequista…».

Se enteró de que tenía plaza el día del santo de su madre, uno de los pilares de su vida. «El día anterior parecía la noche de San Juan; se me hizo la tarde super larga, no dormí nada, la noche en vela…¡lo que Dios quiera será!, -pensaba-. Y cuando me dieron la nota,  vi que tenía plaza, que había conseguido mi sueño… En ese momento el santo de mi madre pasó a un segundo plano» -bromea-.

Con una sonrisa en la cara, no se cansa de agradecer. ¿Las más aplaudidas? Sus preparadoras, claro; «La dinámica de las clases y la metodología está muy bien, exámenes, supuestos…las preparadoras te exigen y se comprometen: el plan de apoyo se lo entregaba a mi preparadora y al día siguiente ya lo tenía corregido. He tenido a Ana e Isa, las dos siguen la misma metodología, pero son dos puntos de vista diferntes, siempre están al pie del cañon. Y siempre, además, motivando con amor y cariño».

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