
Mucho se habla diariamente, en nuestras aulas, del examen oral de las oposiciones docentes. Es, con diferencia, una de las partes del examen a la que más respeto le tienen los aspirantes. Y no es de extrañar: exige que el candidato presente ante un tribunal su programación didáctica. Una defensa que es cierto que impone, pero de la que, ateniéndonos a ciertos consejos, saldremos bien parados. ¡Se acabó el miedo!
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