Francisco José y Sandra: «¿San Valentín? Lo hemos ‘celebrado’ estudiando»

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Es habitual que se hable del tema de la pareja como un obstáculo para opositar. Que se debata sobre la imposibilidad, mientras se oposita, de tener tiempo para esos planes de dos que tanto alimentan la relación. Pero no es tan frecuente hablar de las oposiciones como un vínculo de la pareja; como una aventura común que nace en el seno de la relación. Un camino que ambos deciden recorrer y que desembocará, por fin, en la consecución de un futuro juntos -económicamente- sólido.

El castillo de Francisco José y Sandra: «No nos da miedo la distancia, buscaremos un punto intermedio»

Fue antes el amor que la oposición para Francisco José y Sandra, dos aspirantes que se preparan en Tecnoszubia. Su historia se remonta a hace casi 20 años. No hay inocencia juvenil en su relato, pero sí un proyecto sólido de presente y futuro que no dibuja castillos en el aire, sino que los construye en el suelo a base esfuerzo. «Decidí opositar porque estudié Arquitectura Técnica, pero mi vocación iba mas por la enseñanza; cuando terminé la carrera no había trabajo, así que al final decidí prepararme para lo que más me gusta, la docencia; comencé con la especialidad de Tecnología», cuenta Francisco José. Sandra, por su parte, busca en la especialidad de Administración de Empresas un empleo que la aleje de la precariedad.

Este año, Francisco José y Sandra han visto cómo se han convocado plazas para ambas especialidades. «No era nuestra intención prepararnos juntos», insiste Francisco José, «Pero viendo que para nuestras materias han salido plazas, aquí estamos», explica. Con ese «aquí estamos» se refiere a la mesa del salón en la que, sin velas, pero con apuntes, han celebrado San Valentín.

Es 14 de febrero por la tarde y se encuentran frente a frente, en una habitación  que se ha convertido en el refugio desde el que se preparan, juntos, para lo que viene. Francisco José, que durante toda la entrevista demuestra ser una persona pragmática, describe, sin adornos, su rutina, así como su improvisada zona de estudio: «Estamos en la mesa del salón: ella, normalmente, se pone a un lado y yo al otro; y ya cada uno a lo suyo».

Para ellos, que «nunca han sido pastelosos», no es una novedad el hecho de no celebrar San Valentín. «No somos de festejar estas cosas; pero si ahora nos da por ir a bebernos una cerveza, vamos, sin problema. Todos los días pueden ser igual de buenos o malos; hoy nos apetece estar aquí estudiando», señalan. Y afirman que las oposiciones no han sido obstáculo para hacer una vida en pareja: «Es como en la Universidad, pero teniendo que estudiar más y con menos fiestas», reconocen, entre risas.

El proyecto de ambos, tanto en lo profesional como lo personal, parece firme; no se tambalea con ninguna cuestión. «¿Que qué pasará si sacamos la plaza en provincias diferentes? Pues que buscaremos un punto intermedio. Yo prefiero no plantearme cosas que me hagan estar pensando en dificultades, es una posibilidad que uno apruebe y otro no, que nos toque en una provincia diferente…es algo que puede pasar en todos los trabajos, no creemos que debilite la relación, a veces puede venir incluso bien, depende de la pareja, pero ahora no podemos estar analizándolo todo continuamente…», asevera Sandra.

«…Y en el caso de que a cada uno nos toque en una provincia diferente, haríamos lo que estuviera en nuestras manos por poder vernos con toda la frecuencia posible, a pesar de la distancia; no pensamos que si a ella le toca en Málaga y a mí en Córdoba terminaríamos la relación; no nos ponemos esas barreras. Buscaremos un punto intermedio; teniendo trabajo ya nos apañaríamos», reafirma Francisco José.

«A él le cuesta menos ponerse, yo soy más perfeccionista»

Sandra, que explica que ha hablado con compañeras de la academia sobre el tema, opina que tener una pareja opositora «es positivo para la preparación». Lo argumenta describiendo los roles de cada uno; la actitud con la que encaran el proceso. «A mí me cuesta mas ponerme; pero él se levanta, se ducha y ya está el tío estudiando (…)

-«¡Yo estudio más que ella!», se escucha a Francisco José, bromeando, desde lejos.

(…)»Pero, aunque yo doy más vueltas, una vez me pongo me concentro; yo soy más perfeccionista para, por ejemplo, la programación. Él es más constante; a mí me gusta llevarlo todo muy bien. Aprendemos cada uno de los puntos positivos del otro», sentencia.

 

 

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1 comentario

  • Arielys Morffiz González

    ¡Me ha encantado! Sigan conservando ese lindo amor que han construido a lo largo de los años y buena suerte en las oposiciones. Ambos lo harán genial.

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